Por fin nos llovió. Un día de fábula, buena temperatura y agua bien caída, de invernizo, para que el suelo la aproveche toda y no se nos escape ni una gota. Hay que ver lo que suspira una por el preciado líquido en cuanto se pasa un tiempo sin llover.
El jardín se mostraba hoy rico de color. Parece que el frío de días pasados y ahora el agua, lo han teñido de rojos y amarillos. Esta mañana me quedé un buen rato ensimismada, mirando por la ventana cómo llovía. Empecé a soñar con el ajardinamiento de todo el pueblo, ya veía yo el bosquecillo en la esquina de abajo, el pinar a la izqda de la iglesia, .... Todo muy fácil si no fuera por la falta de agua en verano, por la necesidad de preveer el riego antes de plantar nada. Más aún, es la escasez de agua la que determinará las plantaciones. Un auténtico quebradero de cabeza. A mí que me encantan las plantas, la variedad de plantas, he llegado a la conclusión de que no. Unas pocas bien escogidas, resistentes, y en abundancia. Dar cuerpo al jardín con pocas especies y algún ejemplar especial. Lo del jardín inglés se queda para el norte, donde no necesitan pensar en el riego porque de él se ocupan los angelitos del cielo. Aquí hay que pensar en varias cosas fundamentales a la hora de planificar un ajardinamiento, necesidad de sombra y frescor en verano, protección contra el aire frío en invierno y ahorro de agua como sea en cualquier estación, lo que incluye aprovechar al máximo la que cae y no malgastar la poca que solemos tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario