jueves, 30 de octubre de 2008

¡Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva..!




Y que llueva a chaparrón, con azúcar y turrón. Porque lo que es agua, aquí ni gota. Me hartaré de cantar la cancionzita, pero descuida, que no nos lloverá. Lo que son las cosas, por ahí no tan lejos inundaos, y nosotros aún suspirando por el agua. Y es que de Salamanca hacia el oeste han caído sus buenos sesenta litros en este mes que acaba, repartidos, estupendos para una buena sementera. Pero aquí ná de ná. No han pasado de quince. Lo mínimo para que naciera la "yerba".


Mis vacas, las pobres, a base de forraje de veza con avena. La alegría del verde les duró poquito, una semana. Así no habrá problemas, cuando tenga que volver a encerrarlas las semana que viene, para revacunar de lengua azul. Tiemblo. El saneamiento se saldó con una ternera de dos meses muerta a los tres días, como consecuencia de una cornada en el mueco, que le propinó una vaca. Los veterinarios la cosieron, pero inútil, se le había salido la tripa y mortal. Algo parecido me pasó hace dos años con un potro que se enganchó con una cerca. Entonces fue fulminante, no dio tiempo ni a coser.
Habrá que esperar a la primavera para contemplar imágenes como las de arriba, mis animales retozando en el verde.

Y encima de no llover, un frío!!! A toda prisa tuve que poner a resguardo mis fushias antesdeayer. Las he metido sin más en casa, ahora poco a poco iré preparándolas para el invierno. Me resisto, poque algunas están preciosas, en su mejor momento, llenas de vegetación, de flores, capullos.. Una pena. En el patio el termómetro solo bajó a cero grados, pero mejor prevenir que curar.

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