martes, 27 de noviembre de 2007

Más allá de mi jardín

Esa imagen es justo lo que hay un poco más allá de mi jardín: encinas, mis vaquitas, y mis cerditos. Parece idílico visto desde la ciudad pero no lo es tanto. La vida en el campo es dura, aún gozando, como es mi caso, de todas las comodidades posibles, y de alguna más. No es que me queje, vivo aquí porque quiero, me gusta y no lo cambio por piso en la ciudad.
Se hace la vida al son que te marca el tiempo y la estación. Se duerme como un lirón porque no hay ruidos de ningún tipo, si acaso mis perros que ladran a alguna zorra que se cuela en el jardín. Nada de coches ni de borrachos cantando y tocando timbres. En verano me despierta la luz del amanecer que entra a raudales por mi ventana y en primavera, un herrerillo que tiene la costumbre, de buena mañana, de picotear el cristal. Pero es de noche cuando es más acusada la diferencia con la ciudad. En invierno, en cuanto se mete el sol, ya no sales de casa, así que a las siete de la tarde empieza una jornada laboral de varias horas de oficina. Sí, de oficina, porque en realidad los ganaderos somos medio oficinistas últimamente. Es el momento de poner orden en el montón de papeles. Y también de asomarme un poco al mundo a través del agujero negro de internet.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Vuelta a las viejas lecturas


Tengo un montón de libros sobre jardinería, algunos tienen más de veinte años, la última adquisición, de hace un par de meses. Cada cierto tiempo vuelvo sobre alguno de ellos, cuando algo me ronda en la cabeza y no sé como empezar.A fin de cuentas casi todo lo que sé de jardinería y de plantas lo aprendí en ellos. En ellos y en su puesta en práctica. Recuerdo que el primero lo compré justo dos meses después de nacer mi hijo, de esto hace 24 años, porque su padre me trajo al hospital, en lugar del ramo de flores de rigor, una especie de caja-invernadero repleta de plantas desconocidas para mí - todo lo que no fuera un geraneo me era desconocido - y con las que no sabía como lidiar. Después de perder un par de ellas, el crecimiento espigado de otra y seguro que algún desastre más que no recuerdo, corrí a una librería y compré la Guía Práctica Ilustrada para El jardín en casa de la editorial Blume. Sigue siendo un magnífico libro para alguien que lo desconoce todo, como yo en aquel momento. Fue el nacimiento de una gran pasión, que ha crecido con los años, cambiante, con sus paréntesis obligados, y que se renueva a diario. El cultivo de las plantas representa para mí un mundo inmenso por descubrir, en el que todos los días aprendo cosas nuevas, con grandes sorpresas, retos y pequeños placeres. La jardinería pone a prueba muchos saberes, arte, técnica... y la paciencia. Una virtud sin la cual no hay jardinero que se precie. Paciencia para ver nacer y crecer las plantas y el jardín. Yo antes tenía poca, así que una vez me compré un libro que trataba sobre cómo conseguir en poco tiempo que un jardín pareciera estar en plena madurez. Los títulos de mis libros han ido al compás de mis apetencias o necesidades en cada momento. Cuando no podía tener más que tiestos, mis libros trataban sobre como conseguir un vergel a base de recipientes. Luego tuve un pequeño jardín en una casa alquilada y pasé a los libros como "Grandes trucos para pequeños jardines" y media docena más similares. Cuando me enfrenté a construir mi propio jardín fue la época de los libros ingleses sobre diseño de jardines. Pero Salamanca no se parece en nada a Inglaterra, por mucho que el estilo inglés me entusiasme, así que he buscado otras alternativas bibliófilas, las últimas las de Heidi Gildemeister, con buenas ideas, aunque esto no es Mallorca, pero lo importante es el cambio de mentalidad. Y siempre, a lo largo del tiempo, monografías sobre plantas determinadas, que ayudan a conocerlas mejor. En fin, todo un arsenal de información para ir bien preparada a la hora de coger el pico y la pala!