domingo, 29 de abril de 2007

Un jardín lleno de plantas silvestres

Tengo mi jardín lleno de plantas silvestres. Las recojo allá donde voy. Cuando salimos de viaje voy cargada de tierra vegetal, recipientes de plásticos y pequeñas herramientas de jardinería. Cuando volvemos el coche parece un jardín ambulante. Anuales, vivaces, arbustos y árboles recién nacidos, todo me seduce. Que nadie piense mal, nada de plantas en peligro de extinción o similares. Recojo ejemplares recién nacidos de semillas, y casi siempre de las cunetas de las carreteras o de lugares donde sé que no van a prosperar. Del Pirineo oscense tengo multitud, no en vano viví en Aínsa cinco años y lo conozco bien: un fresno que ya tiene diez años recogido, recién nacido de semilla, en Saravillo, al lado de la carretera, está hermoso a la entrada de las casas; un durillo, también hace diez años, recogido al lado del Ara, arrastrado por el agua, en Jánovas; cinco ejemplares de boj, uno de ellos es un ejemplar que tendrá ni se sabe la de años, su tronco lo delata. Lo recojí en la carretera de Aínsa a Francia, pasado el último puente sobre el Cinca que hay antes de Bielsa, era la primavera del 97, había llovido mucho y había un desprendimiento de tierra sobre parte de la carretera y cuneta, y en él un enorme boj. Intenté cogerlo pero pesaba demasiado y no podía ni moverlo. Al día siguiente volví cargada de utensilios para llevármelo como fuera. Allí seguía. Lo podé enterito y como pude con una zuela lo desprendí de la tierra, cortando raíces, y lo cargué en un saco. No parecía ni su sombra. Ya en casa lo planté en una maceta, en la más grande que tenía, a pesar de la poda seguía teniendo buen cepellón. En verano nos trasladamos a Moscosa y para acá vino. Se le cayeron las pocas hojas que le había dejado y mi marido se reía de mí: “- solo a ti se te ocurren estas cosas”. Yo seguía regando y comprobando que la madera no estaba seca y dos años después, bendita paciencia, empezó a brotar. Hoy está plantado en el jardín y podado en forma de bola y es una de mis mayores satisfaciones; Sobre una verja crece una clematis vitalba que en verano se llena de florecillas de color crema. El eléboro fétido nace por todas partes. Un par de matas de rusco, un aligustre, y un largo etc.
De Asturias y Galicia también han venido algunas plantas, helechos, laureles, cuatro castaños que aún están en tiestos esperando su lugar definitivo, hortensias y una fushia de un jardín abandonado. Los laureles, veinte ejemplares, cogidos recién nacidos de semillas, proceden de un bosque gallego que se quemó al día siguiente de mi paso por allí, - que conste que yo no tengo nada que ver en ello- este verano pasado, cerca de Camariñas, en O Ponte, para más exactitud. También tengo un roble en un tiesto, cogido en el mismo sitio.
De aquí, de Moscosa, también hay algunas plantas en el jardín, por supuesto encinas que han nacido de bellotas sembradas, un alcornoque que aún tengo en tiesto, una madreselva, hermosas peonías, unos helechos, un fresno, un sauce y un saúco, los tres cogidos de la orilla del pantano, y un espino.
Con razón digo que mi jardín está asilvestrado, y no sólo por la forma!.

viernes, 20 de abril de 2007

colores por todas partes

Soy una amante del color, o mejor dicho, de los colores, de todos los colores. No entiendo la vida monocroma. Mi casa tiene las habitaciones pintadas cada una de un color distinto. Los colores son alegría, vitalidad, optimismo, bastantes problemas tiene uno para encima pintarlos de negro.
Debe de ser este el motivo por el que disfruto tanto en primavera. Cúantas tonalidades de verdes!! Ni los muestrarios de DMC logran superar a la naturaleza. ¿Y las alfonbras de color con las que se viste el campo? Ahora, ya, las flores de la mostaza tiñen los eriales de amarillo limón. Las escobas blancas, de un blanco cremoso, están también en su apogeo. Dentro de unos días darán paso al oscuro violeta de la borraja. Después florecerán las escobas amarillas, y parecerá que trozos de sol se han caído al suelo, a veces hasta mirarlas hace daño a los ojos; se mezclarán con los suaves violetas del cantueso y el blanco inmaculado de las jarillas. Y un poco más tarde el campo se volverá casi multicolor, con la hierba de los prados aún verde pero ya espigada, los eriales llenos de florecillas de todos los colores, pero resaltando los rosas, en fin, una gran sinfonía. La primavera en la dehesa es así, espectacular, contiene todas las esencias concentradas. En otros paisajes las transiciones de las estaciones son pausadas, sin brusquedades. Aquí no, pasamos del manto del invierno a la primavera como por arte de magia, en cuestión de días. Las floraciones son rápidas, el campo tiene prisa por hacerlo todo enseguido no venga la calor y lo fastidie, lo que sucede con harta frecuencia.
Cuando viví en el Pirineo oscense prefería el otoño. Ojear el bosque en otoño, desde una collada, es uno de los mayores placeres visuales que puedan tenerse. Aunque no sea comparable, las encinas en flor, en un buen año de floración, se le aproxima. No hay dos encinas que tengan la flor del mismo color, desde el amarillo limón hasta el ocre, toda una gama de colores. Resulta fantástico. Esperemos que este año lo podamos disfrutar.

martes, 17 de abril de 2007

La primavera está encima

Después de la tormenta que cayó el miércoles de la semana pasada el campo ha explotado de golpe. La temperatura no baja de 7 grados por la noche y por el día luce un sol magnífico, después de amaneceres entre nieblas que se despejan pronto. Alguna nube de vez en cuando y por las tardes tormenta, con rayos y truenos, aunque sólo hoy ha caído algo de agua. Le ha venido bien, que el suelo ya se había secado. El jardín está soberbio. Apetece sentarse bajo el arce y comtemplar las flores que asoman ya por todas partes. El magnolio se ha recuperado de los hielos y aún conserva las grandes flores violetas que destacan entre el mar de florecillas amarillo-anaranjadas de la kerria. Ya he segado el césped dos veces y la sensación de pulcritud es enorme. En cuanto la hierba crece un poco me entra desasosiego, debe ser porque mi jardín ya es de por sí muy asilvestrado, y con el césped bien segado aparenta una formalidad de la que carece. Los narcisos más tardíos están en plena floración, cada año me gusta más esta flor, alegran todos los rincones y no piden nada. Mezclados con las anémonas en las jardineras hacen una buena combinación. Plantaré más en otoño.
Las fushias están llenas de brotes, he sacado alguna ya al exterior, las más resistentes, las demás aún no me atrevo, no venga alguna helada tardía!. Tengo dos ejemplares llenos de flores, cada día me gustan más!!!!! Qué pena no tener sitio para tener más variedades!

jueves, 5 de abril de 2007

Tareas pendientes

Tareas pendientes por todas partes, y con este tiempo, ni ganas.


Tengo el jardín pendiente de hacer mis deberes: 1.- El césped necesita una siega con urgencia. Hay zonas donde me va a costar dada la altura que tiene.
2.- Tengo que podar algunos arbustos, que con el buen tiempo habían brotado y ya han perdido la forma.
3.- Las malas hierbas, haberlas hailas por todas partes.
4.- Este año hay que acabar con las zarceras que me acechan por los alrededores. No me gusta usar herbicidas, pero creo que no me va a quedar más remedio. De momento uno de contacto, a ver qué tal va. Si no las mata, que no me extrañaría, porque hay que ver lo resistentes que son! tendré que usar un sistémico más adelante. Ayer estuve en el cementerio y ya se ha vuelto a llenar de ellas, y como me descuide no se podrá ni entrar. Y a propósito del cementerio, tengo que plantearme seriamente adecentarlo por dentro con arbustos. El problema es encontrar las plantas adecuadas, o sea, que aguanten los veranos sin gota de agua, porque me queda lejos de casa para poder regar. El primer año no me importaría llevar garrafas de agua, pero después, lo dicho, ni gota.
5.- Tengo un montón de árboles y arbustos en tiestos, la mayoría nacidos de semillas. Tengo que plantarlos este año sin falta, los tres nogales no aguantan más. Pero, dónde?
No es que no tenga sitio, que eso me sobra, afortunada de mí, lo que no tengo es agua, o mejor dicho, conducción de agua. El año pasado monté riego por goteo en el jardín ya establecido, y esto me permite ahorrar del preciado líquido y seguir ampliando el jardín, ampliando las conducciones, pero hasta dónde podré llegar sin que pierda presión?
Lo que tampoco tengo son buenas cercas para impedir que el ganado me coma lo que plante, y ya estoy harta de árboles comidos por las vacas al menor descuido. O sin descuido, porque la vaca “la última” ha aprendido a saltarse la cerca de mi jardín y ya no puedo con ella.
6.- Mejor no hablar de todo lo que tengo que hacer con las fushias, es capítulo aparte.
7.- Y ya me puedo dar maña con las semillas. Tengo que prepararlo todo ya.
Pero con este frío que hace, quién tiene ganas de hacer nada? Lo malo, es que dos días sin frío y todo se desbordará. Y encima la semana que viene tenemos saneamiento ganadero, semana en blanco para el jardín.