viernes, 3 de marzo de 2017

Un mes después

Aquí estamos un mes después, con 74,100 kg, que espero que tras este fin de semana se rebajen a 73 y pico. No está mal, más de dos kilos en un mes. Me siento muy bien, muy ligera, no paso nada de hambre, esa es la verdad, sólo un poco de ansia por el pan. Así que de vez en cuando me como una rebanada - 110 calorías- que intento contrarrestar con ejercicio. Es pan de molde de grano entero que está de bueno! El otro día leí que el pan hecho con grano entero no sólo no engordaba, sino que ayudaba a perder peso, al parecer se gastan más calorías en su digestión que las que aporta. Vamos, que podía comerme mucho más y tan fresca!! Por si acaso intento no caer demasiado en la tentación.
También he leído que saltar a la comba, la de cuando éramos pequeñas, es uno de los mejores ejercicios para fortalecer algunos músculos, como los de la tripa,  de forma fácil y sencilla, y de paso quemar unas cuantas calorías. Quien no ha saltado a la comba? Yo, desde luego, mucho. Estoy pensando en apuntarme, total, te sales al jardín y a saltar. Habrá que empezar con mesura, lógicamente. Sí, creo que lo haré. Porque lo que estoy notando es flacidez en el vientre, me cuelga un poco la piel. Necesito hacer abdominales, pero me parece más divertida la comba.
Como leo todo lo que pillo sobre el tema, siempre se aprende algo, también leí ayer que para adelgazar, el mejor ejercicio es el que se hace en ayunas, por la mañana temprano. Tiene su lógica, claro está, no hace falta ser muy entendido. Por la mañana el cuerpo tira de las calorías acumuladas en forma de grasa, de las reservas, lo que no ocurre a medida que avanza el día y vamos comiendo.
A esto si que, de momento, no me apunto...... Me acuesto muy tarde, ayer sin ir más lejos a las tres, así que ¿quien es la maja que se levanta media hora antes para ir a andar? A lo mejor en verano, parece que incluso apetece levantarse pronto para no soportar luego el calor.
Además me vendrá bien, porque en tres meses espero relajar la dieta, haciendo una de mantenimiento.   Comeré algún dulce de vez en cuando, más pan,  vino, ... Cuando llegue el momento,veremos.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Dos semanas después

El peso de esta mañana, 75,5 kg. Uff, lo que me está costando seguir la dieta. Un día por una razón y otro día por otra, hoy sin ir más lejos me he comido un trozo de bizcocho casero que ha traído mi hija, y un cachito de pan, me han sabido a gloria, esa es la verdad. Bueno, esto hará que la pérdida de peso no sea rápida pero no importa, lo importante es la perseverancia, y de esta aún dispongo de una poca. Lo que me está sentando fenomenal es andar todos los días un poco, 15 a 20 minutos. Salvo el domingo, no he fallado ningún día a mi cita con la caminata.
 Sólo habré perdido un kilo, pero me siento muy ligera, como si fueran muchos más. A este ritmo serán dos kilos por mes, que es lo que me he propuesto, así que ¿de qué me quejo?
Esta semana será fundamental porque tendré pocas interferencias, o sea, pocas tentaciones, salvo la de hoy, de manera que el fin de semana creo que llegaré a los 75 kg sin problemas.
Cuando menos me cuesta seguir la dieta es cuando estoy sola en casa con mi marido, aunque él coma delante de mí  cualquier cosa. Ahora bien, es venir los niños y todo se me trastoca por completo. Alteran mis ritmos y como más cantidad aunque no quiera, soy incapaz de tirar comida al cubo de la basura, ando todo el día rebañando sus platos, un trozo de chocolate que me encuentro por aquí, una galleta por allá, un trozo de pan en la mesa.... Continuas tentaciones,  difíciles de soslayar.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Primer día de dieta

Cuando empiezo una dieta lo primero es pesarme: 76,5 Kg, en ayunas y pijama, a día de hoy 31 de Enero. A mí me gusta pesarme todos los días o casi todos. Es un gran incentivo, aunque sólo sean unos gramos, ver cómo tu esfuerzo tiene recompensa. No pretendo perder más de dos kilos por mes, lo que supone entre 50 a 70 gramos diarios. La experiencia me dice que en la báscula se refleja cada dos o tres días, y me supone una gran satisfacción ver la correlación de lo que como con lo que bajo.
 He comenzado con una dieta de aproximadamente 1500 calorías, como no es la primera vez ya me conozco las cantidades de comida y las calorías que tiene cada ración, no necesito andar pesando. Aunque tengo la báscula de cocina a mano y una lista de alimentos con sus calorías correspondientes. No sigo ninguna dieta médica escrita ni nada parecido, sólo la MIA PROPIA, improviso todos los días, en función de lo que me apetece o de lo que tengo a mano. Lo que tengo son unas reglas básicas que intento cumplir a rajatabla para no pasarme en las calorías, a saber:
     1.- 1500 calorías repartidas entre tres comidas, algo menos de 500 en el desayuno, algo más de 500 en la comida y si puedo algo menos de 500 en las cena.
     2.- Antes de comer y cenar un buen vaso de agua con el zumo de medio limón y edulcorante, como diez minutos antes. Lo del limón es porque a mí el agua sola no me entra, pero la limonada está muy buena y son muy poquitas calorías.  Acaba siendo más de medio litro de agua que te metes en el cuerpo. Si le sumo el café de la sobremesa y el té de las tardes ya tengo más de un litro.
    3.- Sólo como pan en el desayuno, el resto del día nada de nada. El pan del desayuno es una ración del pan Tins  o similar, son cien calorías y la razón por la que lo tomo: el 17% de fibra que tiene. Para mí es muy importante porque padezco de estreñimiento y cuando hago dieta más, como es normal al restringir la cantidad de alimento. La supresión del pan tiene un motivo añadido, y es que me sienta fatal. Es comer pan y me hincho como un globo, además me produce ardor de estómago. Y mira que me gusta! Seguramente es el mayor sacrificio, pero también donde tengo una mayor recompensa, porque ésta es triple.
   4.- Por supuesto nada de dulce, ni pastas, bollos, pasteles, galletas,  etc Ni probarlo. El azúcar para mí es adictivo. El único azúcar que me permito es el que tiene la mermelada del desayuno, a la que no renuncio, tampoco es mucho.Suprimir el dulce es  lo que más me cuesta. Ese croissancito con el café de sobremesa, o las galletitas caseras!! El problema no es comerse una, aunque ya son un montón de calorías en la cuenta, es que como he dicho, son adictivos, y es muy fácil caer en la trampa y comer más. Así que lo mejor es evitar la tentación.
   5.- Sustituyo el azúcar por edulcorante líquido, por ejem. en la leche, yogures, requesón, café, té, etc
  6.- La leche siempre desnatada, aunque esto en mí es práctica habitual desde hace muchos años.
  7.- Los yogures, sólo naturales y desnatados, son los que menos calorías tienen. Tampoco es ningún sacrificio porque lo hago siempre, los demás no me gustan, a excepción del griego, así que éste ahora prohibido.
  8.- Las únicas grasas, el aceite de oliva de ensaladas y la poca que utilice para cocinar.
 9.- Si como patata, sólo hervida, como guarnición, al igual que el arroz. Si mi marido hace paella, pues la como como plato único y una ración moderada.
 10. Fruta en cada comida, una pieza, salvo en el desayuno, que  tomo  zumo de naranja, por supuesto natural recién exprimido.
A decir verdad,  el desayuno es el mismo todo el año, con dieta o sin ella. Con dieta una sola porción de pan -100 calorías- sin dieta dos porciones, 200 calorías. Zumo de naranja, porción de pan Tins con queso ligh de untar, unos 30 gramos, y mermelada casera que hago yo, y café con leche, 200 ml. El desayuno no lo cambio por nada.
 11.- En cuanto a la forma de cocinar,  intento utilizar poco aceite, por supuesto nada de mantequilla, poca o nada de fritura, la verdura salteada, a la plancha, hervida, el pescado lo mismo, ni fritos ni rebozados, a la plancha o al horno. Lo mismo con las carnes. Cocina sana. No es muy diferente de lo que hago habitualmente.
 12.- Los huevos, solo cocidos, me los pico en la ensalada.
 Por lo demás, como de todo, garbanzos, alubias, lentejas hasta pizza llegado el caso. Lo único que hago es comer porciones adecuadas a las calorías que me he impuesto, comer la comida más fuerte de digerir a mediodía y las cenas ligeras.
Sigo comiendo frutos secos a diario, en vez de comer tres o cuatro nueces, como suelo hacer, pues solo una, picada en la ensalada. Lechuga es lo que como a placer, sin restricción de ningún tipo en cuanto a cantidad, salgo a una pieza diaria o dos.
 Se trata de hacer una dieta equilibrada, comiendo de todo, pero restringiendo cantidades para no pasarse en las calorías. Ya se sabe, lo único que no engorda es lo que se queda en el plato...

lunes, 30 de enero de 2017

Año nuevo, dieta nueva

    Con un año más he decidido ponerme de nuevo a dieta, la tercera en cuatro años. Quiero decir, que llevo intentándolo desde que acabó la Navidad, pero se me está haciendo muy cuesta arriba. Las dos veces anteriores no me costó nada, tenía incentivos muy fuertes, lo que no me ocurre ahora. Fue mi cumpleaños, una buena excusa para volver a intentarlo, una vez que ya me harté de las ricas galletas que hace mi hija y de los moros(madalenas - cupkeis o como los llamen ahora) que me prepararon  como tarta de cumple y de los caramelos de nata y café que me regaló David.  Así que como incentivo he decidido escribir un diario con la experiencia, no para que lo lea nadie, que espero que no suceda, (me da mucho pudor que alguien pueda leer esto) sino para tener una excusa diaria para mantener férrea la  voluntad. Escribiendo un poco todas las noches espero incentivarme lo suficiente para llegar al peso que quiero: 70 kilitos de nada. Mañana me pesaré, pero andaré por los 77.

  Un poco de historia
 ¿Por qué quiero adelgazar? Porque no me siento a gusto. Nada más. Sólo por un problema estético, por eso mi incentivo es tan bajo.
Hace años, bastantes, yo pesaba entre 58-60 kilos. Después de mis embarazos me quedé en 62-64, a veces algún kilo de más cogido en invierno y que perdía en verano sin más. No comía mucho, ni pasaba hambre, y nunca me preocupó mi peso en demasía, vamos, que el estar gorda o flaca nunca fue una de mis pesadillas.
 No es el caso de mi marido. El padece de obesidad mórbida, está operado desde hace bastantes años, más de veinte. Se operó en el Clínico de Zaragoza, y a su lado, más de treinta años,  he padecido todos los avatares por los que pasa un gordo de verdad. No es mi caso, hoy sólo tengo unos kilos de más, pura cuestión estética. Pero hace catorce años tuve una menopausia precoz (esto da para hablar largo y tendido, y no es el caso) y una de sus consecuencias o efectos, o como queramos llamarlo, fue que engordé casi treinta kilos. Ahí es nada. En cuestión de dos años pasé de pesar 64 kilos a pesar 90. Supongo que fue consecuencia de varios factores: 1.- El propio cambio físico que se produce, en huesos, musculos, etc
                                                      2.- Las alteraciones de todo tipo que tuve, que me alteraron la estabilidad psíquica, me crearon ansiedad, depresión, falta de atención, eso te lleva a una baja autoestima y a que todo te importe ya un comino, y desde luego el aspecto físico menos que nada, así que descuidas todo.
                                                     3.- Un hambre increíble, no sé si real o producto de lo anterior, pero me llevó a comer mucho, como yo nunca había comido, a veces dasaforadamente. Supongo que la razón más poderosa por la que engordé, no me engaño.

 Los casi treinta kilos de más no sólo me hicieron cambiar todo el armario, todo es todo, hasta los zapatos dejaron de valerme, también se convirtieron en un problema de salud, lo más importante. Apenas daba cuatro pasos me ahogaba, no podía ni respirar, de hecho, por el campo iba a rastras. Empezó a subirme el colesterol, llegué al límite de 200, puede que esto se debiera más al cambio hormonal. De hecho, cuando empecé a tomar un sustitutivo hormonal  volvió a bajar. Empecé a roncar por la noche, lo que no me había sucedido nunca. Todos los problemas del sobrepeso, añadidos a los propios del cambio físiso que ya de por sí produce la menopausia, y que son muchos, me llevaron a plantearme seriamente el adelgazar, perder los kilos de más a base de dieta controlada. Y en eso llevo cuatro años.
   De los noventa he conseguido bajar a 75, que en las Navidades se han convertido en 77. Pueden parecer pocos para cuatro años pero a mí me parecen una maravilla. Nunca he pretendido perderlos de golpe y porrazo, nada de eso. Al lado de mi marido he aprendido mucho, no presumiré de experta, pero algo sé sobre el tema. He leído mucho también, pero lo más importante es la experiencia al lado de alguien que lo ha probado todo, todo tipo de dietas milagro y no milagro, pastillas, técnicas, tratamientos, internamientos en clínicas, etc, sacacuartos lo llamo yo. Así que yo me lo tomo como lo que es, un plan de vida, y no sólo de un plan de  comida durante un tiempo. Porque los que tenemos tendencia a engordar, hemos de plantearlo así, y no como algo temporal. No en vano, yo siempre bromeo conmigo misma y me digo que somos individuos de nuestra especie "avanzados", somos producto de la evolución humana preparados para tiempos de penuria y escasez de alimentos. Y es que con poco alimento nos basta, tenemos necesidades mínimas para mantenernos sanos y fuertes. Pero hete aquí que estamos en un mundo donde nos sobra de todo, por supuesto nos sobran alimentos. No comemos para vivir, vivimos para comer. Hemos convertido la alimentación en cultura, ocio, divertimento, comemos para celebrar y también por lo contrario, ponemos la tele y tenemos anuncios de comida cada dos por tres, paseas por la ciudad y los olores de comida te acechan en cada esquina. Cómo sustraerse a todo eso y tener una alimentación equilibrada?