Con un año más he decidido ponerme de nuevo a dieta, la tercera en cuatro años. Quiero decir, que llevo intentándolo desde que acabó la Navidad, pero se me está haciendo muy cuesta arriba. Las dos veces anteriores no me costó nada, tenía incentivos muy fuertes, lo que no me ocurre ahora. Fue mi cumpleaños, una buena excusa para volver a intentarlo, una vez que ya me harté de las ricas galletas que hace mi hija y de los moros(madalenas - cupkeis o como los llamen ahora) que me prepararon como tarta de cumple y de los caramelos de nata y café que me regaló David. Así que como incentivo he decidido escribir un diario con la experiencia, no para que lo lea nadie, que espero que no suceda, (me da mucho pudor que alguien pueda leer esto) sino para tener una excusa diaria para mantener férrea la voluntad. Escribiendo un poco todas las noches espero incentivarme lo suficiente para llegar al peso que quiero: 70 kilitos de nada. Mañana me pesaré, pero andaré por los 77.
Un poco de historia
¿Por qué quiero adelgazar? Porque no me siento a gusto. Nada más. Sólo por un problema estético, por eso mi incentivo es tan bajo.
Hace años, bastantes, yo pesaba entre 58-60 kilos. Después de mis embarazos me quedé en 62-64, a veces algún kilo de más cogido en invierno y que perdía en verano sin más. No comía mucho, ni pasaba hambre, y nunca me preocupó mi peso en demasía, vamos, que el estar gorda o flaca nunca fue una de mis pesadillas.
No es el caso de mi marido. El padece de obesidad mórbida, está operado desde hace bastantes años, más de veinte. Se operó en el Clínico de Zaragoza, y a su lado, más de treinta años, he padecido todos los avatares por los que pasa un gordo de verdad. No es mi caso, hoy sólo tengo unos kilos de más, pura cuestión estética. Pero hace catorce años tuve una menopausia precoz (esto da para hablar largo y tendido, y no es el caso) y una de sus consecuencias o efectos, o como queramos llamarlo, fue que engordé casi treinta kilos. Ahí es nada. En cuestión de dos años pasé de pesar 64 kilos a pesar 90. Supongo que fue consecuencia de varios factores: 1.- El propio cambio físico que se produce, en huesos, musculos, etc
2.- Las alteraciones de todo tipo que tuve, que me alteraron la estabilidad psíquica, me crearon ansiedad, depresión, falta de atención, eso te lleva a una baja autoestima y a que todo te importe ya un comino, y desde luego el aspecto físico menos que nada, así que descuidas todo.
3.- Un hambre increíble, no sé si real o producto de lo anterior, pero me llevó a comer mucho, como yo nunca había comido, a veces dasaforadamente. Supongo que la razón más poderosa por la que engordé, no me engaño.
Los casi treinta kilos de más no sólo me hicieron cambiar todo el armario, todo es todo, hasta los zapatos dejaron de valerme, también se convirtieron en un problema de salud, lo más importante. Apenas daba cuatro pasos me ahogaba, no podía ni respirar, de hecho, por el campo iba a rastras. Empezó a subirme el colesterol, llegué al límite de 200, puede que esto se debiera más al cambio hormonal. De hecho, cuando empecé a tomar un sustitutivo hormonal volvió a bajar. Empecé a roncar por la noche, lo que no me había sucedido nunca. Todos los problemas del sobrepeso, añadidos a los propios del cambio físiso que ya de por sí produce la menopausia, y que son muchos, me llevaron a plantearme seriamente el adelgazar, perder los kilos de más a base de dieta controlada. Y en eso llevo cuatro años.
De los noventa he conseguido bajar a 75, que en las Navidades se han convertido en 77. Pueden parecer pocos para cuatro años pero a mí me parecen una maravilla. Nunca he pretendido perderlos de golpe y porrazo, nada de eso. Al lado de mi marido he aprendido mucho, no presumiré de experta, pero algo sé sobre el tema. He leído mucho también, pero lo más importante es la experiencia al lado de alguien que lo ha probado todo, todo tipo de dietas milagro y no milagro, pastillas, técnicas, tratamientos, internamientos en clínicas, etc, sacacuartos lo llamo yo. Así que yo me lo tomo como lo que es, un plan de vida, y no sólo de un plan de comida durante un tiempo. Porque los que tenemos tendencia a engordar, hemos de plantearlo así, y no como algo temporal. No en vano, yo siempre bromeo conmigo misma y me digo que somos individuos de nuestra especie "avanzados", somos producto de la evolución humana preparados para tiempos de penuria y escasez de alimentos. Y es que con poco alimento nos basta, tenemos necesidades mínimas para mantenernos sanos y fuertes. Pero hete aquí que estamos en un mundo donde nos sobra de todo, por supuesto nos sobran alimentos. No comemos para vivir, vivimos para comer. Hemos convertido la alimentación en cultura, ocio, divertimento, comemos para celebrar y también por lo contrario, ponemos la tele y tenemos anuncios de comida cada dos por tres, paseas por la ciudad y los olores de comida te acechan en cada esquina. Cómo sustraerse a todo eso y tener una alimentación equilibrada?
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