jueves, 9 de febrero de 2006

Un copihue en mi vida

Exactamente eso es lo que he hecho, plantar un copihue en mi vida. No sé por qué me fascinan tanto algunas plantas.Una de éstas es el copihue, o Lapageria Rosea, flor nacional de Chile. No la he tenido nunca, sólo la conozco por fotos, -¿habrá algún vivero en España que la tenga? Lo dudo-, las semillas no son fáciles de obtener, yo las he comprado en Semillas La Palma. Y la poca bibliografía que hay a mi alcance habla de un cultivo difícil y arriesgado.
Y qué curioso, es la única especie de su género. Una solitaria, vamos! Pero por fin dos de las semillas que sembré han echado sus dos primeras hojitas. Otras dos están a punto. El resto, hasta un total de diez, creo que se han perdido. No está nada mal, habida cuenta de la dificultad que entraña el cultivo de esta planta. Claro que ésta no ha hecho más que empezar. Sigo al pie de la letra las instrucciones del vivero chileno donde las cultivan. www.copihue.org.
Y sigo dando vueltas a la cabeza dónde ponerlas cuando tengan el año, y cómo construir la estructura que las sujete, puesto que no voy a plantarlas en el exterior, no creo que aguantaran los fríos inviernos!!
En invierno no habrá problemas, se quedarán en el recinto de la piscina climatizada, que actúa como un hibernadero, pero, y en verano, con el calor que hace? El sitio más fresco e ideal para el copihue sería la galería- porche de mi cocina, orientada al nordeste, que recibe sol únicamente por la mañana. Pero aquí tengo mis fushias.
Quizás en el jardín posterior que aún está en construcción, también orientado al nordeste. Aprovechando que aún está en obras puedo intentar diseñar una estructura móvil que soporte la planta, que se acople a la pared en verano y que se traslade al interior en invierno y se sujete sola.
Va a ser una experiencia cultivar esta planta. Un reto.

martes, 7 de febrero de 2006

Pasando el invierno

Me encantan las fushias, y cuando llega el frío, allá por finales de Octubre, me resisto a dejar de disfrutar de sus flores, así que las guardo en casa, con calefacción a 20º y acaban pasando el invierno sin pena ni gloria. Cuando llega la primavera las podo y comienza un nuevo ciclo. Sin embargo, no estoy satisfecha de este sistema de hibernación, si se puede llamar así. Como durante todo el invierno mantienen bastante vegetación se mantienen así mismo todo tipo de plagas, y cuando llega la primavera resurgen con especial virulencia, de tal forma que si me descuido acabo perdiendo algún ejemplar. Este año pasado perdí tres variedades de las que no tenía más que un ejemplar. No puedo permitir que esto me vuelva a suceder. Con lo complicado que es adquirir nuevas variedades!!
Este invierno decidí hacer las cosas bien, pasarlas a un lugar fresco y una vez adaptadas, una buena poda, sin contemplaciones, y suprimiendo todas las hojas de los pocos tallos que he dejado. Es la primera vez que lo hago y espero que dé resultado y que cuando lllegue el buen tiempo broten sanas. De todas formas, y por si las moscas, (nunca mejor dicho ) ya he hecho acopio del sustituto de confidor, un tal caLypso, también de BAYER -tiacloprip 48% p/v- Enfrascada ando calculando la dosis adecuada. Me pregunto si Julio, que sabe más que yo, lo habrá calculado ya. Tengo que entrar en su sitio a ver, lo mismo me ahorro el trabajo.
Para compensarme por las plantas perdidas decidí hacer un pedido de fushias a un vivero francés. Me han mandado un correo confirmando mi encargo.Veremos cómo llegan cuando las manden, porque no confío nada en las empresas de transporte.
Cambiando de tema, las semillas de copihue que sembré están empezando a germinar, están echando raicillas. Espero no haberlas fastidiado al remover la tierra, como dicen que son tan delicadas!!. Por lo pronto ya es un éxito que me apunto. Y si consigo sacarlas adelante, dónde las pondré?
Tengo que empezar a preparar los semilleros para el montón de semillas que tengo por ahí. Algunas lo mismo ya ni me nacen!

sábado, 4 de febrero de 2006

En estos días tan fríos del invierno, me apetece poco deambular por el jardín, lo mejor es mirarlo desde la ventana.

Por la mañana, a primera hora y cuando aún estoy adormilada, me encanta mirar por la ventana desde la cama. La gata pasa la noche en el rellano, al calor que se desprende por los cristales. Y un poco más allá, la mirla de pico rojo picotea debajo del gran arce de mi jardín. A su lado, un montón de gorriones.