Tengo mi jardín lleno de plantas silvestres. Las recojo allá donde voy. Cuando salimos de viaje voy cargada de tierra vegetal, recipientes de plásticos y pequeñas herramientas de jardinería. Cuando volvemos el coche parece un jardín ambulante. Anuales, vivaces, arbustos y árboles recién nacidos, todo me seduce. Que nadie piense mal, nada de plantas en peligro de extinción o similares. Recojo ejemplares recién nacidos de semillas, y casi siempre de las cunetas de las carreteras o de lugares donde sé que no van a prosperar. Del Pirineo oscense tengo multitud, no en vano viví en Aínsa cinco años y lo conozco bien: un fresno que ya tiene diez años recogido, recién nacido de semilla, en Saravillo, al lado de la carretera, está hermoso a la entrada de las casas; un durillo, también hace diez años, recogido al lado del Ara, arrastrado por el agua, en Jánovas; cinco ejemplares de boj, uno de ellos es un ejemplar que tendrá ni se sabe la de años, su tronco lo delata. Lo recojí en la carretera de Aínsa a Francia, pasado el último puente sobre el Cinca que hay antes de Bielsa, era la primavera del 97, había llovido mucho y había un desprendimiento de tierra sobre parte de la carretera y cuneta, y en él un enorme boj. Intenté cogerlo pero pesaba demasiado y no podía ni moverlo. Al día siguiente volví cargada de utensilios para llevármelo como fuera. Allí seguía. Lo podé enterito y como pude con una zuela lo desprendí de la tierra, cortando raíces, y lo cargué en un saco. No parecía ni su sombra. Ya en casa lo planté en una maceta, en la más grande que tenía, a pesar de la poda seguía teniendo buen cepellón. En verano nos trasladamos a Moscosa y para acá vino. Se le cayeron las pocas hojas que le había dejado y mi marido se reía de mí: “- solo a ti se te ocurren estas cosas”. Yo seguía regando y comprobando que la madera no estaba seca y dos años después, bendita paciencia, empezó a brotar. Hoy está plantado en el jardín y podado en forma de bola y es una de mis mayores satisfaciones; Sobre una verja crece una clematis vitalba que en verano se llena de florecillas de color crema. El eléboro fétido nace por todas partes. Un par de matas de rusco, un aligustre, y un largo etc.
De Asturias y Galicia también han venido algunas plantas, helechos, laureles, cuatro castaños que aún están en tiestos esperando su lugar definitivo, hortensias y una fushia de un jardín abandonado. Los laureles, veinte ejemplares, cogidos recién nacidos de semillas, proceden de un bosque gallego que se quemó al día siguiente de mi paso por allí, - que conste que yo no tengo nada que ver en ello- este verano pasado, cerca de Camariñas, en O Ponte, para más exactitud. También tengo un roble en un tiesto, cogido en el mismo sitio.
De aquí, de Moscosa, también hay algunas plantas en el jardín, por supuesto encinas que han nacido de bellotas sembradas, un alcornoque que aún tengo en tiesto, una madreselva, hermosas peonías, unos helechos, un fresno, un sauce y un saúco, los tres cogidos de la orilla del pantano, y un espino.
Con razón digo que mi jardín está asilvestrado, y no sólo por la forma!.
1 comentario:
Acabo de ver tu blog.-Muy por encima- Mañana madrugo para llevar a nuestra hija al zoo de Madrid.´Veré tu trabajo con más calma, pues me parece muy hermoso.
Estoy empezando a crear mi blog a pasito corto, pues tengo muchas ideas, pero idea de esto, poca.
Si puedes acceder al mío te rogaría que me lo dijeras mediente un mensaje. A mí también me encanta la Naturaleza. Mi nombre es Carlos y soy maestro de Primaria.
Saludos cordiales y gracias por las imágenes de tu blog. Un cordial saludo. Carlos
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