viernes, 15 de junio de 2007

Están las rosas en pleno apogeo



Éstas son de mi jardín, aunque la blanca es silvestre, rosa canina. La otra, seguramente una especie, la cogí en el jardín abandonado de la abadía de Sieste, en Boltaña, Pirineo Aragonés. Tiene un olor increíble, y aunque la flor no dura más allá de un día merece la pena tenerla. Me trae recuerdos de cuando era pequeña y jugábamos al escondite en la cortina de Maestre, colindante a la casa de mi abuela, en Villoria, había un montón de rosales como éste, tengo su olor grabado en mi memoria. No soy la única, hasta mi madre me ha pedido que la coja unas plantas y se las lleve a su jardín.

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