Iba a decir que del invierno, pero en realidad éste aún no ha entrado, habrá que esperar al 21 - a la vuelta de la esquina-. Así que en realidad ha sido una nevada otoñal. No muy copiosa, cinco litros de agua dejó, pero sí muy espectacular, porque heló enseguida y fuerte, y nos duró tres días. Sólo el aumento de las temperaturas consiguió deshacerla. A mi marido le encanta que nieve, y reconozco que el campo resulta precioso con el manto blanco, pero a mí me fastidia mucho. Hay que redoblar la comida del ganado, como es obvio, todo se enchaguarza, y cuando desaparece todo son barrizales. Tiene la ventaja de que como se filtra hasta la última gota, el terreno la aprovecha toda.
Y en el jardín, pues ni que decir que no arma más que estropicios. Ramas rotas o dobladas por todas partes. Ahora msmo tengo que atar las ramas del ciprés, a ver si consigo que se enderecen, de lo contrario tendré que cortar una buena rama que le dejará medio calvo.
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