jueves, 29 de mayo de 2008

Un gremio difícil de contentar


Eso es lo que somos los ganaderos y agricultores, un gremio difícil de contentar. Fue lo que me dijo un amigo cuando ante su felicitación por tanta lluvia, que él imaginaba estupenda para mí, yo arrugué el ceño, protestando porque ya no nos dejaba trabajar. Es verdad, y ya lo dice el refrán, que nunca llueve a gusto de todos. Estamos teniendo un Mayo "demasiao". En realidad estas aguas deberían haber venido en Abril, aunque nunca es tarde si la dicha es buena. Para los ganaderos Abril es fundamental para que crezca la hierba de los eriales, de los altos, es en este mes cuando, si tiene agua, gana altura, porque después se espiga en Mayo y se acabó el crecimiento. Viniendo fresco este mes, lo que ha hecho es retrasar un poco el espigado y mantener verde una hierba que debería estar ya casi seca. Los prados, al ser tardíos, aguantan todo lo que caiga y sí que darán buena hierba. Por éstos que siga lloviendo. Sin embargo, la mayoría de ganaderos somos también agricultores, aunque sólo sea para sembrar forrajes. Ahora mismo deberíamos estar ya segando las avenas-vezas, que están que se salen, pero con este tiempo a ver quien es el majo que se pone manos a la obra. Imposible mientras no se asiente. Así que una se debate entre ver la hierba de los prados crecer de un día para otro, aunque también van necesitando ya calor, y la zozobra de ver los forrajes pasados.
Y para qué contar que esta semana hemos tenido saneamiento, primera vuelta, bien pasadito por agua. De tuberculosis bien, gracias. A esperar la sangre, que esperemos dé negativo. Hoy no nos hemos mojado y se ha podido trabajar bien, pero el lunes no tuvimos tanta suerte. Llovió a cántaros desde las dos de la tarde, y nos pusimos como una sopa, así que llevo dos días con una congestión que ni con aspirinas. Qué forma de llover. Esta semana no nos hemos perdido al hombre del tiempo del telediario. Cuando anunció que hoy jueves llovería yo ya temblaba. Anoche me acosté lloviendo, y esta mañana a las siete seguía lloviendo. Qué disgusto. Pero menos mal que cortó y nos ha dejado trabajar a todos. Un par de aspirinas más, dos noches de acostarse pronto y adiós saneamiento.

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