lunes, 7 de enero de 2008
Los festivos me machacan
Y no precisamente por andar de fiesta. Que a mí la fiesta me la dan mis bichos, o sea vaquitas y cerditos. Y éstos hoy se han pasao. Porque hacía mucho que no estaba yo tan reventada como lo estoy hoy. Y es que empezamos a las ocho a encerrar en chiqueros los cerdos que se cargarían más tarde, camino del matadero. Y primera sorpresa de la mañana. En un corral donde se supone que antesdeanoche encerramos once, sólo había seis. Cinco cerditos que se olieron la tostada habían desaparecido. Sólo cabía una opción. Habían saltado la pared de piedra que por el este cierra el corral y que es divisoria con la finca de al lado . No era plan de ponerse a buscar a esas horas y con el camión a la puerta. Así que lo dejé para más tarde. Después de cargar los cebones de bellota, visita a los que aún siguen en montanera, para que el comprador los viera. Pues iba a ser que no, que hoy no estaban para visitas. Después de recorrer por enésima vez el cercado se llegó a la conclusión de que estaban desaparecidos. Llamada a la finca del otro lado, la del oeste, por si eran ellos los que andaban de visita por allí. Y efectivamente, de visita andaban ellos. Así que , ala, a buscarlos y a cerrar bien el portillo del regato por el que se habían salido. Y oh sorpresa, contando cuando salían en fila conté cinco cerdos más de la cuenta. Justito los que me faltaron antes. Mejor no darle vueltas de cómo llegaron hasta allí. Sólo que entre caminatas y disgustos hoy han podido conmigo. Los muy cochinos!
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