domingo, 23 de septiembre de 2007
El otoño que se avecina
El domingo pasado descargó una tormenta impresionante. Sólo cayó agua, pero de qué forma!. Todas las charcas de la finca se han llenado y ahora están a rebosar. Una semana después el campo se ha vuelto completamente verde y yo empiezo a pensar en los trabajos que se avecinan. Este otoño voy a ampliar el jardín, una vez más, aunque esta va a ser importante, por el tamaño. Por fin plantaré todos los árboles que tengo en tiestos, cuatro castaños, dos nogales, quince alcornoques, dos robles, un castaño de indias, dos arces, y un montón de arbustos. Todos nacidos de semillas.
A pesar de que cayó mucho agua ésta sólo ha profundizado entre diez y quince cm. El terreno estaba muy seco, con mucha tensión superficial y el agua corrió. La misma cantidad de agua, caída a lo largo de todo el día hubiera sido otra cosa. Pero así son las tormentas. Para comenzar los trabajos de limpieza del terreno y hacer agujeros habrá que esperar al agua de invernizo. Mientras tanto, cavilo, que no es poco.
Cambiando de tema, hoy he recojido los escaramujos del rosal silvestre que tengo en el jardín. Con los más maduros he preparado mermelada, y con el resto licor, para medio litro. Tendré que recojer en el campo otros tantos para, al menos, hacer un litro. Esta noche han quedado con el azúcar. Mañana compraré un buen brandy, y a macerar en él, allá por la navidad el licor estará listo.
La mermelada la guardaré en tarritos, porque es de tomar en pequeñas dosis, cuando alguno andemos flojo de vientre, que por algo al escaramujo le llaman "tapaculo".
Otros años por estas fechas ando atareada con la mermelada y el licor de moras. Y no es que no las haya, pero no son buenas, no ha calentado lo suficiente y ni están dulces ni sabrosas. Una pena, porque es la mermelada que más gusta en mi casa, y la única de bayas silvestres que toman sin recelos. Otro año será.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario